Tomad asiento y poneos cómodos!

Hola a todos.
Este blog se creó por una persona que me animó a hacerlo. Me dijo entre otras cosas, que no me guardara nada para mí. Que mis pensamientos los tenía que compartir con el resto del mundo.
Y le hice caso. Creé el blog y de aquí en adelante escribiré todo lo que sienta, lo que vean mis ojos... Lo que mire mi corazón y lo que piense mi mente.
Aquí escribiré sentimientos, pensamientos e impresiones de hechos pasados y presentes. Así que... Bienvenidos seáis. Tomad asiento y poneos cómodos!

martes, 25 de julio de 2017

Hijos de puta.

Estoy sin palabras... Me he enterado de hechos que me han hecho muchísimo daño...

Celebrando mi santo, he tenido un invitado de excepción en mi mesa: El hijo de una ex amiga. Estaban también mis dos hijos, mis nueras y mi marido. Durante la cena, han hablado de su niñez, de lo que compartían mi hijo pequeño y el hijo de mi ex amiga.

Sólo decir, que este chico está en tratamiento. Tiene diagnosticados tres síndromes, aparte de depresión. Y todo gracias a su madre.
Cuando era pequeño y lloraba, me daba una lástima!! Este chico tiene unos ojos preciosos! Tiene los ojos tan negros como una noche sin Luna. Al llorar me miraba, como pidiendo auxilio y yo sentía que no podía hacer nada por él. Al pasar los años, lo seguía de lejos, mis hijos me iban informando de cómo le iba. Se criaron juntos, se llaman "hermano". Y a mí me encanta!!

Él dice que su madre tiene algo, que no está bien de la cabeza y que debería de tratarselo. Eso yo lo sé desde hace años. No están bien, ni el uno ni la otra. Pensaba que iban a durar poco tiempo, pero no, ahí están desde hace años. Y lo veo estupendo. Las ratas deben permanecer con las ratas.

Y sé más cosas que por respeto a este chico no publicaré, pero quiero que sepan estos dos, que sé todo lo que hicieron y están haciendo.

Sois unos hijos de puta. Pasáis por el mundo haciendo mal.
A él, si su difunta madre levantara la cabeza, volvería a morir de ver la maldad de su hijo... Y a ella... Yo no puedo decir: "Cómo permite Dios que exista esta  personaja?? Aquí Dios no tiene nada que ver. Cada uno nacemos libres para hacer en nuestra vida lo que queramos, y esta se está currando un karma que va a flipar. Tiene un alma negra, de persona mala.

Menos mal que a mis hijos esta hija de puta no los tocó. Ya se cuidó muy mucho de hacerlo. Ya vio en una ocasión como me las gasto. Me encaré con ella y no bajó del furgón donde conducía una prima suya... Ay si llega a bajar!!! Me tenía hasta las mismísimas pelotas. Valiente cobarde!!! Ella sabe que si baja le meto tal paliza que está una semana en cama.

En fin, ya he descargado mi mal humor por esta gente (no llegan ni a personas) y aquí no voy a poner foto. No se lo merecen.

"Que el cielo los juzgue!"

lunes, 17 de julio de 2017

Mamíferas.

El tiempo, poco a poco, me liberará de la extenuante fatiga de tener hijos pequeños.
De las noches sin dormir y de los días sin reposo.
De las manos gorditas que sin parar me agarran, me escalan por mi espalda, me cogen, me rebuscan sin restricciones ni vacilaciones. Del peso que llena mis brazos y dobla mi espalda.
De las voces que me llaman y no permiten retrasos, esperas, ni vacilaciones.

El tiempo me devolverá el ocio vacío de los domingos y las llamadas sin interrupciones, el privilegio y el miedo a la soledad. Aligerará, tal vez, el peso de la responsabilidad que a veces me oprime el diafragma.
El tiempo, sin embargo, inexorablemente enfriará otra vez mi cama, que ahora está cálida de cuerpos pequeños y respiros rápidos. Vaciará los ojos de mis hijos, que ahora desbordan de un amor poderoso e incontenible.
Quitará desde sus labios mi nombre gritado y cantado, llorado y pronunciado cien, mil veces al día. 


Mamá japonesa con su niño.




Cancelará, poco a poco o de repente, la familiaridad de su piel con la mía, la confianza absoluta que nos hace un cuerpo único. Con el mismo olor, acostumbrados a mezclar nuestros estados de ánimo, el espacio, el aire que respiramos.
Llegarán a separarnos para siempre el pudor, la vergüenza y el prejuicio. La conciencia adulta de nuestras diferencias.
Como un río que excava su cauce, el tiempo peligrará la confianza que sus ojos tienen ante mi, como ser omnipotente. Capaz de parar el viento y calmar el mar. Arreglar lo inarreglable y sanar lo insanable.
Dejarán de pedirme ayuda, porque ya no creerán que yo pueda en ningún caso salvarlos.
Pararán de imitarme, porque no querrán parecerse demasiado a mi. Dejarán de preferir mi compañía respecto a la de los demás (y ojo, esto tiene que suceder!)
Se difuminarán las pasiones, las rabietas y los celos, el amor y el miedo. Se apagarán los ecos de las risas y de las canciones, las nanas y los Había una vez… acabarán de resonar en la oscuridad.
Con el pasar del tiempo, mis hijos descubrirán que tengo muchos defectos y, si tendré suerte, me perdonarán alguno.
Sabio y cínico, el tiempo traerá consigo el olvido.
Olvidarán, aún si yo no olvidaré. Las cosquillas y los “corre corre”, los besos en los párpados y los llantos que de repente paran con un abrazo. Los viajes y los juegos, las caminatas y la fiebre alta. Los bailes, las tartas, las caricias mientras nos dormimos despacio.
Mis hijos olvidarán que les he amamantado, mecidos durante horas, llevado en brazos y de la mano. Que les he dado de comer y consolado, levantado después de cien caídas. Olvidarán que han dormido sobre mi pecho de día y de noche, que hubo un tiempo en lo que me han necesitado tanto, como el aire que respiran.
Olvidarán, porque esto es lo que hacen los hijos, porque esto es lo que el tiempo elige.
Y yo, yo tendré que aprender a recordarlo todo también para ellos, con ternura y sin arrepentimiento, ¡gratuitamente! y que el tiempo, astuto e indiferente, sea amable con esta madre que no quiere olvidar.


Fuente: unamammagreen.com - Traducido por Laura Caldarola

Este escrito no es mio, pero me pareció taaan bonito, que me lo traje al blog. La verdad es que me ha ocurrido todo esto, cada palabra escrita es verdad. Pero, es tan emocionante verlos crecer y despegar del nido!! Yo no siento lo que dicen: Síndrome del nido vacío.  Yo veo a mis hijos con muchísima frecuencia... Al pequeño, aún lo tengo por aquí...

jueves, 13 de julio de 2017

El poder de la mente no tiene limites.

 El texto que os cuento a continuación no es mio. No me ha pasado a mí, si no a una amiga muy amiga, de esas que tienes la enorme suerte de tener de cuando eres una niña y a pesar de los años pasados (que ya van siendo bastantes) sabes que siempre va a estar y está "ahí". Esta persona tiene un corazón que no le cabe en el pecho, que tiene el alma limpia... y lo demuestra en cada gesto, en cada palabra, en su quehacer del día a día. Y tengo la grandísima suerte de tenerla en mi vida...

Ahí os dejo su experiencia y sacad vosotros vuestras conclusiones :)








El poder de la mente no tiene limites.
Os voy a contar algo vivído por mí durante la enfermedad de mi padre.

En una de las tantas hospitalizaciones de mi padre, compartimos habitación en el hospital con un señor enfermo de pulmón. Dicho señor era Notario, una familia educadísima y correcta, tenia dos hijos varones, su señora lo cuidaba por el día y los hijos se turnaban por la noche. Todas las noches, sobre todo cuando su hijo el médico lo cuidaba, entraba en una ansiedad y desinquietud exagerada, hasta llegar al límite.
Amapola, Cristina.
Yo veía esto noche tras noche, siempre a la misma hora, sobre las 11 de la noche cuando mas tranquilidad había. Yo pensaba: "Pobre hombre... con el calor que dan esos colchones forrados de plástico, siempre de la misma postura por los goteros y sondas, oxigeno...". Mi padre el pobre me miraba y soltaba un "...uffff" moviendo la cabeza de un lado al otro. No se quejaba por no poder dormir. Sufríamos por escuchar al pobre señor. La cortina que separaba las camas siempre estaba echada y a través de ella, yo veía a su hijo tieso como una vela. Su postura ante lo que le ocurría a su padre era de desespero. Él no podía sacar a su padre de esos trances... Me consta que ponía empeño.
Una de esas noches le dije a mi padre: "voy hacer una de las mías" , cogí el paquete de toallitas húmedas y dije pegando la cara a la cortina: ¡¡¡PERMISOOO!!! El señor tenía cara de pavor, de angustia, de ansiedad... Me presenté y le dije con mas morro que espalda:  "Yo tengo la solución para sus males". Le enseñé el paquete de toallitas y le expliqué que eran mágicas. El hombre quedó mudo. Me senté en la cama y lo traté como hacia con mi padre; lo incorporé abrazándolo y comencé a pasarle esas toallas húmedas por la espalda y yo le decía: "No estoy loca. Verá usted como son mágicas". A todo esto, otra toallita por el cuello, cabeza, brazos... "¿Sabe por qué se encuentra usted mal todas las noches a la misma hora?... Por el calor, el silencio que le deja pensar, y es que no es por darle todavía más dramatismo, pero es inhumano el calor que despide este colchón. Tiene que imaginar que está debajo de un árbol o en una playa". Él sonreía y me daba las gracias una y otra vez. Yo miraba a mi padre y le veía una sonrisa de oreja a oreja.

La paradoja de esta historia es lo que quiero demostrar. La mente es capaz de sumirnos en la más profunda miseria.

P. D.: Se corrió la voz por la planta y pasé a llamarme la de las toallitas mágicas. ¡¡¡Y su mujer me traía de Alicante los mejores "Sequillos" que he comido en mi vida!!!







Texto escrito por Pepa Barrios Barberán.