Una infusión de salvia y tomillo....

Qué bien se siente un@ después de un día de trabajo, después de caminar una hora en compañía de tu perro, y luego, se regala una ducha y una infusión de salvia y tomillo mientras escribe unas lineas...

Mientras caminaba iba pensando en los valores de la gente. En su educación y la forma de tratar a las personas. La verdad, dice mucho de una persona el cómo trata a los demás cuando no se los necesita. Caminaba pensando en la cultura... en la diferencia que hay entre cultura, educación y valores morales que tenemos tod@s, eso sí, unos más que otros.

La educación es lo que buenamente te dan tus padres, y aún así un 50% te lo dan ellos y el otro 50% lo recibes de la calle.
Los valores también te los inculcan ellos, y si eres un alma inquieta y decides buscar por tu cuenta lo que crees que está bien y aciertas, vas añadiendo a tu mochila más valores.
La cultura es lo que adquieres cuando te formas estudiando.

Todo esto viene por que me encantan las personas que van de cara. Que cuando se equivocan piden perdón y disculpas, que reconocen sus errores. O bien, te perdonan  ellos a ti. Que no guardan rencor, que no están esperando la oportunidad de la venganza. Eso lo hacen los espíritus inferiores. Incluso si alguien te hace mucho daño, se burla de ti, se dedica a decir infamias y mentiras sobre alguien...




Mis padres me enseñaron a hacer lo correcto con las personas. Si saludan, saludas, si te hablan, contestas y si esas personas son las que se burlaron un día de ti, te hicieron daño, te difamaron.... hay que responder siempre con educación. Eso sí, los mantienes en la distancia, ya que sabes que no pueden aportarte nada que ya no sepas. Puedes llegar a perdonarlos, pero si antes existía una confianza, esa ya no se recupera.... No hay nada como un corazón dañado. Yo siempre pongo un ejemplo que me gusta muchísimo: coge un trozo de papel y arrúgalo. Después intenta estirarlo todo lo que puedas para quitar las arrugas.... No puedes! Siempre quedan arrugas! Son cicatrices en tu corazón!

A veces tendríamos que ponernos los zapatos de la otra persona y caminar unos cuantos kilómetros con ellos, a ver cómo nos sentíamos. Seguro que nos hacen rozaduras en algunos sitios...

En fin, es de bien nacido ser agradecido y es de buena educación contestar si te saludan o hablan. Quien tenga ojos que lea y quien entienda, que comprenda.