Carta para mi otro niño de 17 añitos...

Cuando me enteré de tu llegada, yo estaba pasando por una época muy turbulenta en mi vida personal. Fuiste un soplo de aire fresco para mí. Y porque me "rescataste" de donde estaba, te doy las gracias hijo mio.

Alberto y yo.

  Empezaste a moverte a los 4 meses de gestación y aún no has parado! Naciste un 12 de Septiembre a las 14:40 h. y pesaste un peso pesado de 2.980kg y una altura gigantesca de 50 cm de largo... Cuando tuviste el tiempo para gatear, gateabas por todos lados! Aprendiste a caminar antes del añito. Parecías un cacahuete de tan pequeño que eras yendo de un lado para otro. A los dos años botabas una pelota enorme, para ti, sin parar...  Tenías la psicomotricidad muy bien desarrollada, con una gran coordinación de movimientos.

Alberto a punto de dar una voltereta

Me encanta esa "ligereza" que desprendes caminando, en que pareces volar. Enseguida te interesó hacer algo físico, ese era tu "fuerte", y te decantaste por el Parkour. Das unas volteretas de no sé cuántas vueltas en el aire! Me dices: "Mamá, mira!" Y yo giro la cabeza hacia donde lo vas a hacer y cierro los ojos para no verte en peligro. Los abro y te digo: "Genial!" y me evito un mal trago. Llevas años ya con esto y no termino de acostumbrarme. Sigo viéndote como mi "pequeño", mi "satélite" (como solía llamarte cuando eras pequeño por la cantidad de vueltas que dabas a mi alrededor). Hoy ya no me das apenas vueltas, y eso lo echo de menos. En cambio, tienes otras cosas que sí me encantan de ti.... Y aunque sigues siendo "mi pequeño" e intento protegerte, tu edad ya empieza a requerir que te vaya informando de sucesos que pasan en nuestras vidas... y creo que tu infancia conseguí prolongarla todo lo que pude y más.
Hoy cumples 17 años, ya eres casi un hombre. Y quiero decirte cuan orgullosa estoy de ti. Te has enganchado a los estudios y aunque hoy mismo me preguntaste qué podías estudiar cuando termines lo que estas haciendo, sé que terminarás haciendo algo con lo que disfrutes.

Quiero decirte cuánto te quiero y darte las gracias por todo lo que aportas a mi vida. Decirte que yo no seria la misma sin ti y sin tu hermano. Que no me debes tu vida, sino yo te debo (os debo) la mía. Por ti (vosotros) soy quién soy y conseguí no perder mi esencia por el camino...

Gracias, hijo mio, por estar en mi vida; por ser como eres: noble, bueno, dulce y cariñoso. Y aunque a veces saques tu genio (que lo tienes, vaya que sí!) no cambies nunca cariño.

FELICIDADES en tu 17 cumpleaños.
Que cumplas muchos más.

Te quiero, Alberto.
Mil besos.

Mamá.