Tomad asiento y poneos cómodos!

Hola a todos.
Este blog se creó por una persona que me animó a hacerlo. Me dijo entre otras cosas, que no me guardara nada para mí. Que mis pensamientos los tenía que compartir con el resto del mundo.
Y le hice caso. Creé el blog y de aquí en adelante escribiré todo lo que sienta, lo que vean mis ojos... Lo que mire mi corazón y lo que piense mi mente.
Aquí escribiré sentimientos, pensamientos e impresiones de hechos pasados y presentes. Así que... Bienvenidos seáis. Tomad asiento y poneos cómodos!

martes, 29 de mayo de 2012

Por mis santos ovarios.

La otra mañana, desayunando con mi amiga Salomé, me contó lo que seguramente era para ella un logro... Que sin doblegarse, la vida le sirvió en bandeja de plata a su suegro.

Hace años, siendo ella y su marido muy jóvenes, tuvieron una serie de problemas que su suegro malinterpretó y se dieron otra serie de circunstancias que los alejaron. Tuvieron que pasar 25 años para que su suegro se diera cuenta de los años perdidos. De todo lo que se había perdido con sus nietos... de todo lo que ahora quería recuperar.

Foto de Mariana (Malegría)
 ¿Cuántas veces metemos la patita y luego no sabemos cómo sacarla? Nos dejamos llevar por nuestro orgullo, y así pasan los años y cuando quieres darte cuenta, siempre llegamos a pensar que es tarde. Y yo me pregunto: ¿Tarde para qué? Nunca es tarde si hay buena voluntad en arreglar una situación que no nos beneficia en nada, en la cual nos hace sentir mal... Pero pasan los años y siguen pasando y no vemos cómo se puede solucionar. A veces tiene que pasar algo de vida o muerte para hacernos reaccionar, para que nos demos cuenta que podemos llegar a perder a quien queremos y no lo tenemos en nuestra vida... simplemente por malos entendidos, o cabezonerias. Otras veces quieres arreglarlo y la otra parte no. No damos nuestro brazo a torcer. No nos damos cuenta que la vida pasa en un suspiro, que los años que pasan ya no vuelven... Que perdemos momentos preciosos sin compartir con aquellos a los que queremos y a veces, no nos dejan volver a sus vidas.
Un veces son celos, otras son envidias. Ellos se encargan de separar nuestros caminos. Unas veces no entiendes nada, no sabes qué pasó. Intentas buscar una respuesta y no la hallas. No sabes quién tuvo la culpa. A veces crees que no fuiste tú y estas en un error y otras sí sabes qué hiciste mal.
¿Por qué somos así de arrogantes las personas? Si la vida es sencilla de vivir, ¿por qué nos la complicamos de esa manera? Es fácil que no puedas llevarte bien con todo el mundo, ni tienes por qué caerles bien a todos... pero ¿por qué a veces no tenemos más empatía con aquellos que nos rodean? Es cierto que a los amigos los elegimos nosotros, mientras a la familia nos la imponen: "Esto es lo que hay y esto es lo que tienes, ja!"


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