Una de Vivac...

El pasado sábado día 2 de Junio hicimos un Vivac en la Sierra de Bérnia. Era la primera vez que lo hacía...  Compartir momentos con buenos amigos, reírte hasta que te duele la mandíbula y el estómago...
Subimos hasta la mismísima cumbre, haciendo trepadas agarrados a cuatro patas y bajándolas después; con nubes amenazantes (que luego cumplieron sus amenazas, jajaja...) y vistas espectaculares.
Cayó el día y el Sol se puso. Wendy lo plasmó en una fotografía muy bonita!

Foto de Wendy. Sierra de Bérnia.

La Luna dio paso a la noche. Sólo faltó otra noche más para tener Luna LLena! Aun así, estaba preciosa! Las luces de las ciudades empezaban a despertar... Yo observaba ese espectáculo maravillada, pero cuando más me gustó fue ver cómo se iba cubriendo primeramente de lo que creíamos que era niebla a convertirse en un mar de nubes. Simplemente, eran tan densas que dejamos de ver las luces de abajo, pero puedo asegurar que la vista merecía la pena! Parecía que estábamos encima de un algodón  enorme que incitaba a lanzarse hacia él y que nos llevara de rebote en rebote por todo aquel paisaje blanco. Enfrente de nosotros teníamos la Sierra Helada, que pasó casi toda la noche cubierta con una mantita cálida y suave hecha de nubes.
Durante la noche y entre ronquido y ronquido de los allí presentes, y por muchos tapones de oídos que me pusiera, no pude dormir nada... Miraba al cielo. Vi un par de estrellas fugaces pasar, tan largas y bien definidas que cruzaron todo el firmamento. Por supuesto que pedí en cada una de ellas un deseo (que es lo que se debe hacer. Ahora sólo falta que se cumplan, jejeje). Por cierto, las nubes amenazantes que cumplieron con su amenaza sólo lo hicieron un par de veces a lo largo de la noche... y muy poco. Pero lo suficiente como para despertarte con el frescor de las gotas de lluvia en tu cara. Lo gordo caería ya de bajada a la civilización en coche...

El amanecer esta vez no fue muy espectacular. Estaba nublado y aunque los pajaritos piaban y cantaban (eso sí, fatal. Sobre todo los gorriones) empezaron a hacerlo mucho antes que el Sol comenzara a asomar su nariz. Pero por el simple hecho de ver cómo de la más absoluta oscuridad pasa a empezar a clarear y a haber cada vez más luz mereció la pena. Bueno, yo creo que esa noche sí mereció la pena el no dormir. Porque con todas las sensaciones que se viven allí arriba, los paisajes que se forman, las nubes cogiendo agua del mar para llenar sus cántaros, La Luna, el Sol... los amigos!!

Ver todas estas cosas desde esa cota tan alta, te hace sentir una oruga ante semejante grandiosidad...

Creo que repetiré... pero el siguiente, pegada al mar... Sierra Helada nos espera para la próxima Luna LLena de Julio!