Buceo en el fondo de mi corazón buscando una respuesta que de momento no tengo. Él se niega a dármela. Yo que siempre fui de las que lo dejan hablar ahora no lo hace conmigo.
Miro mis manos, ahora tan vacías y veo las suyas... cómo me las besaba!
Voy corriendo a las profundidades de mi cuarto de aseo y me miro en el espejo, no sea cosa que me desintegre por culpa de mis lágrimas, y allí están sus ojos; mirándome con tanto amor que temo dejar de mirarlos para sentir de nuevo mi soledad.
Voy caminando por la calle. Y me arrastran los pies. Siento todo el peso de la soledad (bonita palabra) en mí. Siento su mirada en mi cuerpo, acariciándolo con tanto cariño que siento su caricia en mi alma...