ELLA.

Esta mañana fuí a un cementerio a llevar unas flores a una persona muy querída por mi... En mi caminar hacia la tumba, ví de lejos, una figura que me resultaba bastante familiar. Cuando llegué a su altura, la miré y seguí adelante pensando en lo que me "sonaba" esa cara... Ella me miró y no dijo nada.
Cuando salía ya de aquel pasillo de flores y muerte volví a encontrarla. Volvió a mirarme y entonces la reconocí... Era ELLA, la persona que compartió conmigo y con su hijo, tardes de rehabilitación en el hospital, charlas sobre su hijo, charlas sobre los tropiezos que pone el destino a veces y charlas sobre Dios.
Y allí estaba Ella, ante la tumba de su querido hijo de 8 años, con una serenidad en los ojos que me alegró de ver. La cojí del brazo y me identifiqué. Ella me dijo que sí me había reconocido cuando entré... Me dijo que su hijo ya descansaba y ella también. Que sabía que donde estaba su niño, estaba bien... Sólo hace 15 días que su hijo la dejó y ELLA, qué paz me transmitió... Ni tan siquiera tenía los ojos hinchados por el llanto.

Cuando me fuí de su lado, recordándole que tenía mi telefono para lo que le hiciera falta, admiré a esa mujer. Su fortaleza. El no llorar al decirme lo de su hijo (sabía que tenía un tumor cerebral), yo sí salí del cementerio llorando. Dios, cuánto la admiré!! Pero sobre todo, admiré el poder de Dios... el poder de la fé... la certeza que después de la vida, hay vida...